En 2005 y tras varios años de competición en casi todas las modalidades del mundo del Triatlón, me aventuré a participar en el Ironman de Lanzarote con toda la ilusión de un novato, pero también, con toda la inexperiencia que ello conlleva.
Simplemente no se me pasó por mi mente lo duro que aquello pudiera ser, ni tan siquiera me plantee el realizar una marca determinada. Sólo quería cruzar la meta y fuera como fuere. El resultado fueron 13h30min, casi 3 meses sin fuerza y con un veneno recorriendo mi cuerpo durante el resto de mi vida. O lo dejas o no lo puedes olvidar hasta el fin de tus días...
Hoy día, he tenido el placer de conocer a gente que entrena religiosamente casi como un pro, para enfrentarse a su primer Ironman y como es lógico, los hay que hacen tiempos increibles y otros que no tanto.
Pero también he conocido a gente que le ha perdido realmente el respeto a esta distancia mítica. 3800-180-42,195 son muchos km para presentarse a una línea de salida y "ver como va el día" para decir, he hecho un Ironman. Los triatletas Ironman se forjan, no nacen....
Afortunadamente la gente más allegada a mi entorno, ha entrenado como debía y ha sufrido durante muchos meses, para conseguir su objetivo y convertirse en Ironman Finisher. Chapó por ellos.
Independientemente del entreno, siempre hay miles de factores incontrolables en una prueba de tales características, donde cualquier contratiempo, puede condicionar tu rendimiento el día de la competición. Dureza del circuito, condiciones metereológicas adversas, fallos de nutrición, caídas, pinchazos, etc...
Para mi y tras mi duodecima participación en esta distancia, sigo cometiendo errores, algunos muy graves y otros no tanto y es por ello por lo que me gusta analizar lo que me aconteció, días despúes, cuando el cuerpo está más templado, tranquilo, pero aún emocionado por lo conseguido.
Me presentaba en la salida del I Iberman Costa de la luz con la ilusión de un novato pero también con el respeto de haber sufrido en mis carnes 11 veces anteriores ese sufrimiento.
El circuito ciclista se preveía exigente y la carrera a pie podría atragantarse por la subida de las temperaturas pero iluso de mi, aquello se me atragantó y bastante...
No voy a poner ninguna excusa de ninguna clase, los que me conocen saben que a las pruebas voy a darlo todo y cuando no puedo más, pues hasta ahí llegué. Es cierto y tengo que ser autocrítico conmigo mismo, que la natación la tengo abandonada pero afortunadamente no soy muy mal nadador y para mi un Ironman, es un duatlón de larga distancia.
En cuanto a la bicicleta, soy un tío que afortunadamente suele hacer parciales no brutales pero muy regulares en los 180 km y con algún entreno de unos 160 km, suelo mantener la forma todo el año. Llevo unos 3 años haciendo un volumen total de 4500-5000km en bici y con eso me basta.
Corriendo a pie si es cierto que este año he apostado más por ello y he podido subir un escaloncito gracias a las carreras de montaña y ultra trail que he realizado en pretemporada. Pero sinceramente en este Ironman reventé y la maratón me venció una vez más.
Después de esta introdución a modo de lloro personal, me limito a contar lo que aconteció el día 5 de Octubre en este Ironman.
No quiero quitarle merito a las marcas conseguidas por nadie ya que cualquier persona dentro del mundo de la larga distancia, puede decir que 800 triatletas no es una cifra alta de participantes y que 10h03min no es una marca increible para el que ganó la prueba. Sólo invito a los que puedan criticar eso, que se hubieran presentado el día de la carrera y a ver que tiempo hubieran hecho ellos.
NATACIÓN:
Pese a mi mal estado de forma en el agua, me coloco en la primera línea de salida ligeramente hacia la izquierda y pienso que si consigo un hueco, puedo intentar llevar un ritmo mediano a pies de algun nadador mejor que yo.
Tras el pistoletazo de salida, consigo no agobiarme y nadar relativamente cómodo hasta la primera boya siempre buscando un hueco y evitando muchos golpes. Todo bien hasta la boya donde me limito a imponer una velocidad de crucero y seguir el ritmo de un grupo delantero. La primera vuelta se me hace relativamente cómoda pero me llama la atención que el Garmin me marca 2000 m. Salgo a la orilla y me encuentro a Sergio Rodriguez animando como un loco, me dice que apriete el culo y tras hablar con Javi Pato de San Fernando, vuelvo a la segunda vuelta intentando mantener el ritmo inicial.
La segunda vuelta se me hace pesada y no paro de darle vuelta a esos metrillos de más, aún así en la orilla pude comprobar que no iban muchos triatletas por delante. Salgo en 1h11min y con 4270 m según mi garmin. Han sido metros de más pero tampoco he nadado tan mal.
Llego a la T1 y veo a Rubio, Ale Castañeda y Pistacho. Me cambio rápido y me concentro para darlo todo en la bici.
BICICLETA:
Sabía que el circuito sería exigente porque en Mayo en el Medio Ironman, se me atragantaron los 100km y además llevé el lenticular. Aún así tenía que arriesgarme y recuperar esos puestos que había perdido en la natación. Salgo fuerte pero el viento nos castiga de frente. Sigo apretando pero regulo lo que puedo. La semana anterior había tomado cada día un bidón de sales con una ampolla de magnesio y las piernas las notaba realmente descansadas. El terreno no es muy duro aún y nada más empezar paso a Ale y a Rubio y le digo que ahora es cuando empieza la carrera. Ale me anima a que vaya a por todas y Rubio se queda muy cerca en la distancia a buen ritmo también.
Los km pasaban y aquello no paraba de picar para arriba y el viento seguía molestando. Sigo pasando a triatletas pero realmente no se en que posición voy. Poco a poco me acerco al km 50 y es aquí donde tengo un percance que tal vez condicionó algo mi carrera a pie.
En la entrada de un pueblo y una curva a la izquierda paso un baden muy rápido y un bidón trasero sale por los aires, en mi afán de parar a cogerlo (llevaba sales y 4 geles dentro y el otro ya me lo había bebido) freno demasiado con el delantero, se me cruza la rueda y me voy al suelo pegando con el codo y la espalda.
Me levanto rápidamente y se acerca un espectador. Me dice que tengo una herida grande en codo y espalda pero no tengo síntomas de nada roto.
Me ayuda a levantar la bici y poner la cadena y decido continuar con más rabia que el dolor que sentía.
Me han pasado unos cuantos pero rápidamente llegamos al puente de Pomarao, menudo repechooo. Una rampa de un 15% de pelotas donde veo a algunos clavados haciendo eses. A partir de ahí me tomo un minuto de reflexión y pienso que la bicicleta me va a pasar factura.
Me cantan que voy entre los 50 primeros y decido apretar de nuevo para ver hasta donde puedo llegar.
En el km 100 me cruzo con Sergio Rodríguez y me canta que llevo un grupo de unos 12 delante y que vaya a por ellos. Entramos en Portugal y las carreteras empiezan a dejar mucho que desear, con terreno inestable, obras y mucho sube y baja. Poco a poco voy recuperando posiciones y pillo a Alberto Virseda sobre el 150-160. Me pregunta por las heridas y me ofrece su bidón con geles. Nunca olvidaré este detalle. Bebo todo lo que puedo y recupero algo de chispa. Paso a Rubio y sigo apretando, se descuelga un poco y pillo a Quini. Nos comentan que vamos entre los 30 primeros.
A partir de aquí me limito a continuar sin forzar demasiado y poder bajarme lo más entero posible a correr.
Llego a la T2 con Quini a mi lado practicamente, con un tiempo de 5h38min según mi garmin. Mi memoria recordará como los boxes estaban prácticamente vacios aúnque lo peor estaba por llegar....
CARRERA:
Transición ràpida con los ánimos de la familia de Alberto Virseda y salgo a correr un poco después de Quini. Los primeros km siempre se hacen rápidos, por debajo de 4:30 pero el calor va en aumento y realmente las sensaciones no son precisamente muy buenas. Trato de correr por debajo de 4:40 pero el terreno empieza a picar para arriba, pasamos el puente de la antigua frontera. Quini se ha distanciado y yo me he quedado con un triatleta gallego a un ritmo llevadero, pasamos a 3 triatletas totalmente fritos y dirección a Ayamonte, diviso a Quini y Ferreto muy cerca de un repecho demoledor. Conseguimos darle caza a Quini y Ferrete y Juán Fernández nos anima, me dice que las heridas son parte del juego y trato de apretar el ritmo pero la maquinaria no responde....
Ferrete nos cambia de ritmo y se aleja, nos da caza Rubio y trato de seguirlo, hoy es su día y se lo ha currado mucho, Quini se queda un poco pero no soy capaz de correr decentemente.
Entramos en los 15 km de vía verde y paso a Sergio Tejero. Se ha caído y va muy tocado tambíen andando. Mi compañero gallego se aleja y Quini me pasa tambíen. A lo lejos veo como Rubio se distancia y es entonces cuando pienso, hoy te toca sufrir de lo lindo David. Me llegaron a cantar que me puse el 23 en la general, pero la maratón de un Ironman es muy largaaaa.
Llego al siguiente avituallamiento y los ritmos de carrera son ya por encima de 5:15 el km. Me paro, me empapo de agua y los voluntarios me animan por la caída. Sigo trotando pero mis piernas no quieren sufrir mucho hoy.
La vía verde se me hace eterna y no le veo el fín. Me acerco ridiculamente a Quini y en el pueblo de la Redondela, con un alarde de competitividad, lo paso y abro hueco pero cuando llego al terreno del pinar, exploto de nuevo y ya entro en modo supervivencia. Llego casi al paseo marítimo y miro para detrás, Ramón García Portillo me va dar caza. Me coge en el avituallamiento y se para, se emociona y le digo que siga. Ha entrenado mucho y despúes de muchos Ironman juntos, ha llegado el momento de superarme. Me alegro y me emociono por él.
Llego al hotel, quedan 12 km y la familia de Alberto e Isra valiente, me animan pero voy relmente roto. No me voy a rendir, llevan muchas horas esperándonos y se merecen una lucha hasta el final.
El último tramo es un calvario, nos meten un tramo de arena de playa y mi estómago dice basta. Me faltan 6 km a meta y ya no puedo correr. Si doy un paso, me entran nauseas y ganas de vomitar. Isra se porta como un verdadero luchador y me acompaña en mi sufrimiento los últimos km. Tampoco olvidrá ese gesto. Me quedan pocos metros para entrar en la meta y no voy a darles una imagen de derrota a mi familia y amigos. Me pongo a correr y cruzo la meta de mi Ironman nº 12 llorando de nuevo por el sufrimiento y la felicidad.
11h05min y una maratón de 4h05min. Hoy me ha tocado sufrir, pero de nuevo he aprendido que he sido capaz de vencer a la distancia y los percances que tuve en la prueba.
Mi sueño sigue muy vivo, aún más que nunca y el año que viene, volveré a luchar por estar algún día en la isla de hawaii, donde todo comenzó...
Gracias a todos/as los que me apoyais en en este bonito pero duro camino y gracias por ser cada uno de vosotros una familia tan especial.
Hoy es Miércoles y ya he salido en bici 40km y ayer martes corrí 8km. Tengo más ganas que nunca de entrenar más y mejor, de conocer nuevos límites, pero sobre todo, de seguir cruzandome con historias tan bonitas que este deporte me ha dado durante tantos años.